En esta obra de tamaño 122 x 100 centímetros, se aprecian reflejos morados sutiles que se desvanecen suavemente a través del lienzo, aportando un toque misterioso y romántico. Estos reflejos morados crean un efecto mágico que complementa la paleta de colores y añade profundidad a la obra.

Por otro lado, si se observa desde la izquierda, los reflejos adoptan un tono blanco perlado, generando un brillo etéreo que aporta una sensación de luminosidad y pureza. Estos reflejos blnncos crean un efecto similar al de una perla, otorgando elegancia y sofisticación al cuadro.